Otra interpretación de la misma realidad
Métaselo en la cabeza: China es un país SOCIALISTA. En China es donde Mao Tse Tung cometió los más grandes y numerosos crímenes que la Humanidad ha conocido. China es el país donde Caperucita Roja lleva en la cestita tres libros: el manifiesto comunista, el capital y el libro rojo de Mao. Y ahora también una carrera de fórmula 1.
China no es un país democrático. En China no hay elecciones limpias. En China no hay libertad religiosa: tienen su propia iglesia "católico-china", lo que es una contradicción en sus términos. En China no hay libertades ni derechos fundamentales. China es colonialista asiática.
China es hija de su historia revolucionaria. China postula "la sabiduría del campesino", la muerte del intelectual. Pretende cambiar al hombre, remodelar sus espíritus, reeducar a los burgueses, proletarizar la Universidad, revolucionar la investigación, sesgar toda información, triturar la religión, dominar la multitud, crear un nuevo feudalismo, expandir la miseria, cobrar por la libertad y doblegar los espíritus.
No hay aquí modelos ni milagros. Es comunismo. Socialismo fuerte. Intellectualism de foto-líder y eslogan totalitario. Mantra de comité revolucionario. Ballet bélico: el arte debe participar de la revolución. O sea, socialismo.
Socialismo que utiliza la fórmula 1. Occidente es ciego. Le ciega el lucro. Y la diversión. Donde hay diversión y dinero, hay un occidental. Para eso quieren sus libertades. El dinero les impide ver que la fórmula 1 es un instrumento de dominación, no de libertad.
Espectadores de la carrera, todos miembros del Partido, uníos en el circuito de la diversión. Y no el contéis a nadie cuánta gente de China tiene que salir corriendo.
En el día de ayer, 20 de abril de 2024, el Congreso de los Estados Unidos aprobó un paquete de financiación de guerras ajenas que le compromete directamente contra muchos que no eran enemigos directos, pero que ahora lo van a ser.
Se espera que el Senado apruebe sin dificultad alguna en breve plazo de tiempo las cuatro leyes financieras en las que se instrumentan las habilitaciones de crédito presupuestario.
Estados Unidos ya ha gastado 113.000 millones de dólares en la guerra de Ucrania desde que empezó la invasión rusa en febrero de 2022. De ellos, 75.000 millones han sido ayuda militar, económica y humanitaria directa.
El proyecto en tramitación consiste en la puesta a disposición de fondos públicos por un importe total de de 95.000 millones de dólares, con finalidades bélicas (Fuente, El Páis, 21.4.2024, página 3).
De estos, 60.840 millones de dólares serán destinados a Ucrania en los siguientes términos:
Israel recibirá:
Taiwan recibirá 8.120 millones para defenderse de la China comunista.
En primer lugar, que USA hace negocio. Los Estados Unidos venden mucho armamento. Son el principal fabricante y exportador de armas del mundo.
En segundo lugar, Estados Unidos se confirma como el único árbitro de la guerra en Occidente. Las Naciones Unidas dan igual. Lo que importa es el armamento y la munición, y mientras los Estados Unidos tengan el monopolio, a eso es a lo que hay que atender. Hay guerra donde los Estados Unidos consienten que haya munición, repuestos y tecnología.
En tercer lugar, se genera colonialismo. Ahora colonialismo bélico. USA no tiene colonias. Pero tiene deudores. El mecanismo de pago ya no es el clásico “prestamo y arriendo”, sino que “del total de casi 61.000 millones, los 10.000 millones de asistencia económica son a devolver, pero se incluye también una cláusula por la cual el Presidente puede perdonar esos préstamos a partir de 2026. Eso permitiría a Trump, contrario a la ayuda a fondo perdido, exigir la devolución si gana las elecciones y a Biden exonerar a Kiev si resulta reelegido”. Depende de cómo se porten los pupilos, se les hará quebrar financieramente después de haberse desangrado en una guerra, o lo contrario.
Jurídicamente esto es impresentable, porque el régimen jurídico del contrato no puede dejarse a la discreción de una de las partes. O es préstamo o es donación, pero las dos cosas no. Y si es préstamo pero “te lo perdono si quiero” convirtiéndolo en donación, no había por qué pònerlo en el contrato. Todo el mundo sabe que la devolución de lo prestado se puede condonar.
En cuarto lugar, los fabricantes de armas hacen un estupendo negocio y sus accionistas también. Claro que los que se desangran son otros. Como siempre con el negocio de las armas. Está por ver si Ucrania y los demás devolverán lo que ahora se les entrega, pero de momento facturan y los empresarios de armamento quedan cubiertos por seguros de impago.
Hasta ahí las ventajas. Como se puede ver, son todas cortoplacistas. El problema es que habrá contraataque financiero. Examinemos posibles escenarios.